viernes, 13 de febrero de 2009

Francisco Villaespesa



Sus frases nunca me hirieron
y siempre me consolaron...
¡Heridas que otras me abrieron,
sus propias manos cerraron!

Aun cuando penaba tanto,
tan buena conmigo era,
que hasta me ocultaba el llanto
para que yo no sufriera.

Con su infinita ternura,
mi más intensa amargura
supo siempre consolar...

¡Y qué buena no sería,
que al morirse sonreía
para no verme llorar!

FRANCISCO VILLAESPESA (ALMERÍA, 1877-1936)

ELEGIDO POR EL ALUMNADO DEL TALLER DE LECTURA DE 2º ESO B

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