martes, 28 de febrero de 2012

Ricardo Molina

El tren llega a Puente Genil (Archivo BNE Flickr)


Respuesta

Sentarme al lado tuyo
es como al junco verde el frescor del arroyo
como la rama al ave en el azul flotante.


Y mirarte es igual que morir y vivir al mismo tiempo
llevado en una ola dulce-amarga
que a la vez llora y canta.


¿Te miraré, amor mío.
volveré a mirarte como tú quieres?
Te miraré otra vez,
no lleno de un amor semejante a la jara,
ni como las aguas que pasan
mas con mirada de hombre enamorado.


Te miraré otra vez con mirada de hombre
y sentado a tu lado volveré a estar triste
porque no se abren en nosotros dichosamente las rosas
que duermen soñando
con besos,
porque se ahoga nuestra primavera,
porque somos como tierra estéril donde no hay jara y junco entrelazados,
porque la mirada no calma, sino enciende,
porque el don del cuerpo cuando el alma se ha dado
es el encuentro de dos ríos de ternura,
porque Amor es un dios que no aplacan ofrendas de amistad,
porque el cielo está azul y en las montañas cantan los
pájaros y el viento,
porque estamos tan lejos cuando nuestras vidas debieran fundirse
como dos antorchas de cedro que se consumen en una sola llama,
en la llama del cuerpo y del alma,
del hombre de tierra y de cielo,
de este ser nuestro virginal y terrestre
celestial y culpable y sin embargo bello.


Por eso
te miraré otra vez mas no como tú quieres
porque yo no soy un ser como esos que pasan
y se desvanecen en las páginas de un sueño
sino un hombre que se alza desnudo de la tierra
dorado por el sol, enrojecido y violento,
un hombre que se yergue frente al mundo, de pie,
y te elige entre todos y te llama su amor.


Por eso
te miraré mas no como un espíritu
sino con mirada de hombre que aún tiene en sus manos
el barro de la tierra
te miraré, mas no como al arroyo
sino como se mira a quien se ama.
(Los arroyos no fueron amados todavía por nadie.
Narciso no adoró nunca sus aguas.
Era su propia imagen la que en ellas veía,
y era a ella, a su propia figura, a la que amaba.)


Por eso
yo no te miraré como a la jara
pues la jara, ¿para qué serviría en este bello mundo
sino para aromar el fresco lecho de los amores?


Así yo te amo con amor de hombre.
No se puede esquivar este cuerpo de tierra
tan bello,
los ojos y los labios,
el cuello, las mejillas y los brazos y el pecho
y los pies y las piernas, la cintura y los hombros
y el alma que es en ellos
una segunda piel más sutil y brillante,
el alma que es como un perfume límpido
que delicadamente nos baña todo el cuerpo.


RICARDO MOLINA (Puente Genil, 1917- Córdoba, 1968)

domingo, 19 de febrero de 2012

Luna Miguel





Black water


Pensemos en un hospital lleno de gatos
pensemos, los huesos se comen a los huesos,
las uñas son un gesto
el esqueleto felino
su olor
pensemos en gaviotas y en carroña
en ese color que maúlla
en ese color
como aquel momento sólo como aquel momento
en que las ratas se esconden
miau
miau
se esconden porque el cielo habla de tormentas
o ese momento exacto en que hasta el sol se
marcha y el cielo suena vacío revolviendo la mañana
para que caigan sucios sus copos
ese aquel ese aquel miau ese
pensemos quimioterapias y pulmones
pensemos en derramar nata sobre ciruelas muertas
pensemos en ese y en aquel
el gato está en la silla y se ha portado mal como se portan los mundos
cuando maduran
aquí el mundo ya no crece porque hay vacas que nos guiñan el ojo
y aves defendiéndose del cuchillo
pensemos como ciudades como mujeres como mujeres que olvidan
pensemos en el nombre de Joan-Marc
pensemos la lectura en la cocina
la ternura
ahora
ahora que con las flores me mudo a Marruecos
pensemos en el ruido en el premio
en la siesta de los sábados
pensemos que el hospital está lleno de gatos y no hay manera
no, no hay manera de sacarlos. 

LUNA MIGUEL (Alcalá de Henares, 1990)

lunes, 13 de febrero de 2012

Pere Gimferrer

Venecia (Italia)


Oda a Venecia ante el mar de los teatros

Las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.
                                           Federico García Lorca

Tiene el mar su mecánica como el amor sus símbolos.
Con qué trajín se alza una cortina roja
o en esta embocadura de escenario vacío
suena un rumor de estatuas, hojas de lirio, alfanjes,
palomas que descienden y suavemente pósanse.
Componer con chalinas un ajedrez verdoso.
El moho en mi mejilla recuerda el tiempo ido
y una gota de plomo hierve en mi corazón.
Llevé la mano al pecho, y el reloj corrobora
la razón de las nubes y su velamen yerto.
Asciende una marea, rosas equilibristas
sobre el arco voltaico de la noche en Venecia
aquel año de mi adolescencia perdida,
mármol en la Dogana como observaba Pound
y la masa de un féretro en los densos canales.
Id más allá, muy lejos aún, hondo en la noche,
sobre el tapiz del Dux, sombras entretejidas,
príncipes o nereidas que el tiempo destruyó.
Que pureza un desnudo o adolescente muerto
en las inmensas salas del recuerdo en penumbra
¿Estuve aquí? ¿Habré de creer que éste he sido
y éste fue el sufrimiento que punzaba mi piel?
Qué frágil era entonces, y por qué. ¿Es más verdad,
copos que os diferís en el parque nevado,
el que hoy así acoge vuestro amor en el rostro
o aquel que allá en Venecia de belleza murió?
Las piedras vivas hablan de un recuerdo presente.
Como la vena insiste sus conductos de sangre,
va, viene y se remonta nuevamente al planeta
y así la vida expande en batán silencioso,
el pasado se afirma en mí a esta hora incierta.
Tanto he escrito, y entonces tanto escribí. No sé
si valía la pena o la vale. Tú, por quien
es más cierta mi vida, y vosotros que oís
en mi verso otra esfera, sabréis su signo o arte.
Dilo, pues, o decidlo, y dulcemente acaso
mintáis a mi tristeza. Noche, noche en Venecia
va para cinco años, ¿cómo tan lejos? Soy
el que fui entonces, sé tensarme y ser herido
por la pura belleza como entonces, violín
que parte en dos aires de una noche de estío
cuando el mundo no puede soportar su ansiedad
de ser bello. Lloraba yo acodado al balcón
como en un mal poema romántico, y el aire
promovía disturbios de humo azul y alcanfor.
Bogaba en las alcobas, bajo el granito húmedo,
un arcángel o sauce o cisne o corcel de llama
que las potencias últimas enviaban a mi sueño.
                                                                      Lloré, lloré, lloré
¿Y cómo pudo ser tan hermoso y tan triste?
Agua y frío rubí, transparencia diabólica
grababan en mi carne un tatuaje de luz.
Helada noche, ardiente noche, noche mía
como si hoy la viviera! Es doloroso y dulce
haber dejado atrás a la Venecia en que todos
para nuestro castigo fuimos adolescentes
y perseguirnos hoy por las salas vacías
en ronda de jinetes que disuelve un espejo
negando, con su doble, la realidad de este poema.

lunes, 6 de febrero de 2012

Miquel Barceló




TÀPIES


El més gran mestre de la pintura del meu país: les tres coses, mestre, pintor i català, en grau màxim.
Un home sencer
El peix més gran i més vermell de la tenassa


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El mayor maestro de la pintura de mi país: las tres cosas, maestro, pintor y catalán, en grado máximo.
Un hombre de una pieza
El pez más grande y más rojo del arrecife litoral


MIQUEL BARCELÓ (Felanitx, Mallorca, 1957)

viernes, 3 de febrero de 2012

Wislawa Szymborska

Heráclito, por Johannes Moreelse


Nada sucede dos veces...




Nada sucede dos veces
ni va a suceder, por eso
sin experiencia nacemos,
sin rutina moriremos.

En esta escuela del mundo
ni siendo malos alumnos
repetiremos un año,
un invierno, un verano.

No es el mismo ningún día,
no hay dos noches parecidas,
igual mirada en los ojos,
dos besos que se repitan.

Ayer mientras que tu nombre
en voz alta pronunciaban
sentí como si una rosa
cayera por la ventana.

Ahora que estamos juntos,
vuelvo la cara hacia el muro.
¿Rosa? ¿Cómo es la rosa?
¿Como una flor o una piedra?

Dime por qué, mala hora,
con miedo inútil te mezclas.
Eres y por eso pasas.
Pasas, por eso eres bella.

Medio abrazados, sonrientes,
buscaremos la cordura,
aun siendo tan diferentes
cual dos gotas de agua pura.



WISLAWA SZYMBORSKA (1923-2012), "Llamando al Yeti" (1957 ). 

Trad. de Gerardo Beltrán