lunes, 24 de noviembre de 2014

Juan Goytisolo recibe el Premio Cervantes 2014

Portada de Señas de identidad, de Juan Goytisolo. Ed. Joaquín Mortiz, México, 1966.


HOMENAJE

CAPÍTULO 1


Instalado en París cómodamente instalado en París con más años de permanencia en Francia que en España con más costumbres francesas que españolas incluso en el ya clásico amancebamiento con la hija de una notoria personalidad del exilio residente habitual en la Ville Lumière y visitante episódico de su patria a fin de dar un testimonio parisiense de la vida española susceptible de épater le bourgeois, conocedor experto de la amplia geografía europea tradicionalmente hostil a nuestros valores sin que falte en el programa de sus viajes la consabida imposición de manos del santón barbudo de la ex paradisíaca isla antillana transformada hoy por obra y gracia de los rojos semirrojos e idiotas útiles en callado y lúgubre campo de concentración flotante evadido de las realidades del momento en un fácil confortable y provechoso inconformismo exhibiéndose con prudentes remilgos y calculada táctica en todos los cenáculos del mundo beocio y superferolítico para granjearnos la venia y el perdón de los Zoilos de allende el Pirineo mientras el censo de nuestros auténticos valores cinematográficos es objeto de voluntaria ignorancia cerrojazo y conspiración de silencio tales son las características del individuo en cuestión y sus contactos y coordenadas en el exterior promovido a la categoría de fotógrafo oficial de la France Presse y anunciado fuera de nuestras fronteras a bombo y platillo con el internacional y resobado repertorio de alharacas y garambainas con que se saluda siempre en algunos círculos a lo que de lejos o de cerca huela a anti-español por haber rodado un breve documental de planificación defectuosa y chata pésimamente amalgamado y carente de garbo fotográfico y de poesía no es cosa que pueda extrañarnos acostumbrados como estamos a hechos y actitudes cuya triste reiteración revela el odio impotente de nuestros adversarios cualquiera que sea el Régimen que exista en nuestra patria a partir de la Contrarreforma para acá España viene padeciendo los ataques más injustos irritantes e intolerables que a nación alguna se le hayan podido dirigir ataques que de manera sistemática tienen su rebrote periódico desde la taimada trinchera de la mentira del resentimiento de la información malintencionada y tendenciosa de todo lo que implique atentar contra la soberana decisión de un país de gobernarse por sí mismo sin injerencias foráneas ni arbitrarias imposiciones y si estos ataques son indignantes cuando nos vienen de manos extranjeras no merecen más que desprecio si proceden de un compatriota dispuesto a colocar la turbina en la cloaca con el propósito de convertirse en un personajillo al pairo de posiciones políticas que conocemos hasta la saciedad en esta hora tan sospechosamente transida de desasosiegos polémicos fabricar estampitas de suburbios es sumamente fácil ni siquiera hay que molestarse en que sean verdaderas unos extras disfrazados de guardias pueden apalear a un «obrero» desnudar a un chiquillo embadurnado de carbón y sentarlo en un montón de estiércol está al alcance de cualquier desaprensivo pero quien eso hace revela tal catadura moral que mejor es no mencionarlo aunque no bastaran dos sustantivos y una preposición para la ofensa cerrada el agravio artero la vituperación el oprobio y el escarnio que se alumbran con las lívidas luces de la mentira no puede haber libertad ni manga ancha ni una tolerancia que serían criminosas que hay miseria y dolor en España nadie lo niega fotografiar barracas miserables es tarea común no sólo en los países civilizados de Europa sino en el dorado suelo de los Estados Unidos encontrar cualquier niño raquítico y con el vientre hinchado tampoco es problema en ninguna nación por alto que sea su tenor de vida cuando los gángsters de la cámara fotográfica se proponen retratarlo y mostrar las lacras de la sociedad humana a un público extranjero de intelectuales y de esnobs pero no es lícito ni honesto mirar con un solo ojo no es posible negarse a ver el conjunto entender únicamente de la parte claro que hay hambre sequedad y desamparo en el tuétano de todo este escenario de Murcia y Andalucía mas hay también algo que el amanerado personajillo parisiense olvida y este algo es la esperanza más que en ninguna otra parte es preciso mirar estas regiones secularmente pobres con los ojos limpios y el corazón abierto sin abrigar la insensata pretensión de trasponer su secreto mediante una visión fugaz y trashumante más propia de un Merimée de pacotilla que un vástago de familia acomodada y respetable de padre vilmente asesinado por la horda roja niño bien con todos los gustos y caprichos pagados cristianamente educado en veterana institución religiosa bajo la tutela y el amparo de hombres intachables y dignos lo esencial repetimos es ponerse de rodillas ante este panorama ancho y reseco mirar el cielo para detener la nube y escarbar la tierra para hollar la fuente redentora lo que no sea esto será caminar a ciegas envuelto en la centelleante tolvanera de la sierra de Yeste vivir un dramático e inconsolable complejo polifémico testimoniar con las pupas del alma empeñarse en ser enlutado sabihondo y mendaz rabisalserillo...


JUAN GOYTISOLO (Barcelona, 5 enero 1935), Señas de identidad (1966). 

Ver: Señas de identidad (Cap. I), en elboomeran.com

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